Antes de venirme a vivir a Dubai, no estaba familiarizada con el término expatriado. Para mí, alguien que vivía en el extranjero era eso, un extranjero o un inmigrante. No veía ninguna diferencia. Sin embargo, desde que vivo en Dubai, el término expatriado o expat se volvió una palabra muy usada en mi vocabulario. Y aunque siempre me hizo ruido, nunca me detuve a preguntar ¿por qué?, hasta que me topé un podcast de mi revista de viajes favorita, CondéNast, titulado “The Joys and Trials of Living Overseas” (las alegrías y desfortunios de vivir en el extranjero).

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En ese podcast, los invitados reflexionaron acerca de las cosas positivas y negativas sobre la experiencia de ser expatriado, las circunstancias que llevan a la gente a ser expatriada y las fases que una persona vive durante su estancia en el extranjero. Pero lo que me inspiró a hacer este post fue la controversia con la que se encontraron al definir qué es ser expatriado. Y resulta que esta definición está mucho más basada en la opinión que en los hechos.

Sin embargo, hay una parte en la que hay consenso: ser expatriado significa radicar de manera temporal o indefinida en otro país, por motivos laborales o personales. 

Esta definición es bastante inofensiva, sin embargo, en la práctica, tiene un lado oscuro que está cargado de racismo, desigualdad y discriminación.

Ser expatriado y ser inmigrante

Vivir como expatriado es una experiencia muy diferente a vivir como ciudadano. De hecho, puede ser mejor o incluso, peor. Precisamente por eso, HSBC hace cada año un ranking de los mejores países para vivir como expatriados. Emiratos Árabes Unidos siempre entra en el Top 10, y este año lo hizo de nuevo posicionándose en el lugar número 9 de treinta y tres países encuestados. En primer lugar quedó Suiza y en último lugar quedó Brasil (como dato curioso, España quedó en el cuarto lugar y México en el lugar 21, por encima de Estados Unidos, que quedó en el lugar 23).

Para calificar a los países se tomaron en cuenta las respuestas de mas de 18 mil expatriados, quienes debían calificar diferentes categorías, como calidad de vida, estabilidad política y económica, nivel educativo para los niños y la salud física y mental. Las respuestas de todos estos conceptos es la que dio el resultado final.

Todo esto sigue sonando inofensivo, por lo que quizás se pregunten ¿dónde está la controversia? Pues la cosa se complica cuando queremos distinguirlos de los trabajadores inmigrantes. Y es que, si se ponen a pensar, ¿por qué habría diferencia entre un expatriado y un inmigrante si ambos radican fuera de sus países? No tiene por qué haberla, pero en la práctica, sí la hay.

¿Cuál es la diferencia?

Cuando alguien escucha la palabra expat o expatriado, lo primero que se viene a la mente es una persona con educación profesional, de un nivel económico medio-alto, que vive fuera y que tiene un trabajo “importante” en una oficina elegante (a lo que se le conoce en inglés como “white collar work“).

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Cuando alguien escucha la palabra inmigrante, se imagina a una persona de escasos recursos proveniente de un país con menos oportunidades, trabajando como obrero, empleada doméstica o albañil (a lo que se le conoce como “blue collar worker“).

Este estereotipo nunca entra dentro de la definición de expat cuando, legalmente, no existe ninguna diferencia entre un expatriado y un inmigrante. De hecho, les puedo asegurar que en el ranking de HSBC, la opinión de estas personas nunca ha sido tomada en cuenta. ¿Debería serlo? Sí, pues legalmente ambos grupos de personas somos inmigrantes, solo que alguien decidió cambiarnos el nombre.

Ahora bien, hay quienes argumentan que sí existe diferencia entre expatriado e inmigrante pero que es una diferencia sana, sin cargas discriminatorias que radica en la temporalidad. Ellos dicen que la diferencia radica en que un expatriado es alguien que busca residir temporalmente en otro país, mientras que un inmigrante busca vivir permanentemente allá. 

Yo coincido con esta distinción, pues aún no he conocido a un expat que tenga intención de convertirse en ciudadano del país en donde vive. Todos los expats que conozco, incluyéndonos nosotros, estamos fuera de nuestro país solo por un tiempo.

Otra cosa que nos diferencia es que generalmente los expatriados hacen pocos esfuerzos por sumergirse en la cultura y costumbres locales. La mayoría de las veces los expatriados viven en comunidades separadas de los locales, conviven solamente con otros expatriados y hacen pocos esfuerzos por involucrarse en eventos locales.

Por el contrario, son más los inmigrantes que, derivado de su ánimo de pertenecer, logran sumergirse en la cultura del nuevo país adoptando incluso algunas costumbres del lugar.

Así que, en mi opinión, sí existen diferencias válidas entre un inmigrante y un expatriado – diferencias que se traducen en su modo de vida, en sus motivos y en sus intenciones. Sin embargo, el uso de la palabra expatriado está viciado y por lo tanto creo que si se usa, debería hacerse sin ánimos de presunción o superioridad.

¿Ustedes qué piensan? ¿Creen que es discriminatorio usar la palabra expatriado?

Déjenme sus comentarios y, ¡nos vemos en la próxima entrada!

DyP